Certificación en esquemas de Inocuidad Alimentaria: Una Inversión Necesaria

Las manufactureras certificadas en sistemas de gestión de inocuidad han realizado reducciones dramáticas en retiros de mercado, desviaciones en proceso, quejas de clientes/consumidores e incidentes normativos.

La industria alimentaria estadounidense ha experimentado innumerables brechas en la inocuidad de los alimentos, dando como resultado alertas y retiros de mercado en los últimos años, los cuales han lesionado o ultimado consumidores y le ha costado a los minoristas, manufactureros y productores millones de dólares.

Los golpes al bolsillo han sido considerables, las desviaciones y los retiros de mercado les cuesta muy caro a los involucrados en la cadena alimentaria. Y hay otros daños irreparables: la disminución o pérdida de imagen de la marca y la pérdida de confianza por parte de los consumidores. El enfoque de la normativa estadounidense en los alimentos y la mejora de los sistemas, así como la velocidad de la comunicación en los medios digitales y sociales proporciona noticias de intoxicaciones alimentarias a los consumidores en tiempo real, permitiendo a los fabricantes y minoristas poco tiempo para preparar las respuestas del personal a cargo de relaciones públicas.

Otras cuestiones que también encaminan a los minoristas y fabricantes estadounidenses a concentrarse en la inocuidad alimentaria es la complejidad creciente de la cadena global de suministro y la gran cantidad de productos que se obtienen de otras áreas, tales como la India, China y, desde luego, América Latina.

Las tiendas minoristas actualmente se centran intensamente en la inocuidad alimentaria, y en evaluar a sus proveedores, y en algunos casos, les solicitan que estén certificados en algún esquema. De hecho, en una encuesta realizada por el Consumer Goods Forum (CIES), en 2007 y otra en 2009 se encontró que la inocuidad alimentaria subió del puesto número siete al número dos en importancia entre los minoristas y los fabricantes, aunque bajó al noveno puesto en la realizada este año. La competencia también está estimulando a los minoristas a ser más proactivos. A principios de 2008, Wal-Mart se convirtió en la primera tienda estadounidense de comestibles en adoptar los estándares de las GFSI, exigiendo a sus proveedores de marca propia y proveedores seleccionados para cumplir con estándares superiores a los de FDA o USDA. La GFSI requiere que los proveedores de alimentos alcancen la certificación de sus instalaciones en uno de sus estándares reconocidos: FSSC (Food Safety System Certification) 22000, IFS (International Food Standard), SQF (Safe Quality Food) o BRC (British Retail Consortium).

Después, en el verano de 2009, Target les notificó a todos sus proveedores que les exigía estar certificados en un esquema reconocido por la GFSI a finales de 2010. Así que, cuando empresas líderes como las ya mencionadas toman este tipo de medidas, las demás las siguen. Cada vez más minoristas estadounidenses se han ido comprometiendo con la GFSI también.

Los estándares certificados mejoran los negocios.

Mientras que los procesos de capacitación y certificación pueden ser algo costosos y laboriosos para los fabricantes y los minoristas, la buena noticia es que las disciplinas dan resultados positivos al negocio, según un estudio realizado por la University of Rostock, en Alemania (Los resultados del estudio, el cual, dicho sea de paso, está enfocado solo al estándar IFS se pueden observar en http://bit.ly/147DKGj). Según el estudio, las empresas procesadoras de alimentos han tenido reducciones en sus retiros de mercado, tasas de error/defecto, quejas/reclamaciones de clientes y consumidores, así como de aspectos normativos. La información es convincente. Las empresas encuestadas experimentaron:

• Reducción del 17% en retiros de mercado.
• Reducción del 27% en quejas/reclamaciones relacionadas con la inocuidad y la calidad de sus productos.
• Reducción del 51% en las desviaciones de aspecto normativo.
• Reducción del 40% en las tasas de error/defecto.

Por otra parte, la mayoría de las empresas tuvo un incremento en sus ventas. De hecho, el 55% vio un aumento del 10% mientras que otro 14% experimentó un incremento del 10 al 20%.

Confianza del consumidor

La inocuidad alimentaria y la certificación son prácticas imperativas de negocios para los fabricantes y demás miembros que participen en la cadena de suministro alimentaria. Si la investigación de la University of Rostock no es lo suficientemente convincente, los minoristas, fabricantes y demás participantes deben tomar en consideración al cliente más importante: Los consumidores, cuya confianza en la cadena de suministro se está viendo permeada.

“En los últimos años, las alertas de inocuidad alimentaria a nivel nacional o retiros de producto que involucran espinacas, carne de res, mantequilla de cacahuate (Maní), salsa de chile, jitomates, pimientos, productos de cacahuate y pistaches, han puesto de manifiesto las debilidades de nuestra red de inocuidad alimentaria y la disminución de la confianza de los consumidores en la seguridad de la cadena de suministro alimentaria”, esto lo escribió la Grocery Manufacturers of America (GMA) en su publicación de 2009 relacionada con las iniciativas de la cadena de suministro para mejorar la inocuidad alimentaria “Prevention, Parternship and Planning” (http://bit.ly/136NtzE). Las alertas de inocuidad alimentaria y los retiros de mercado resaltan la necesidad de modernizar y fortalecer el sistema de inocuidad alimentaria estadounidense, según la GMA.

“Los manufactureros de alimentos son los responsables definitivos de proporcionar a los consumidores productos inocuos y de garantizar que los mismos cumplen con todas las normas aplicables. Sin embargo, los organismos de certificación acreditados pueden desempeñar un papel fundamental en los esfuerzos para mejorar continuamente la seguridad de nuestro suministro de alimentos”, menciona en el mismo documento la GMA.

La confianza del consumidor en la inocuidad alimentaria sigue siendo frágil, según la FMI en su reporte 2009 Food Industry Report. La mayoría de los compradores (72%) dijo que los supermercados estadounidenses son ‘algo’ confiables, frente a la minoría (11%) que manifiesta estar muy confiado. El informe también encontró que casi un tercio de los consumidores (31%) dejó de comprar algún producto alimenticio debido a preocupaciones de inocuidad. Sin cambios desde el 2008, la mayoría de los compradores (89%) confía en que las tiendas vendan alimentos inocuos, pero, el nivel de confianza en las acciones gubernamentales para asegurar que la cadena de suministro sea segura, es bajo.

“La USDA y la FDA están encargadas de proteger al público estadounidense de alimentos no inocuos y las enfermedades y muertes que los acompañan. En los años recientes, esa confianza parece haber sido erosionada”, de acuerdo al con el Food Industry Center (http://bit.ly/11FsPnz), de la University of Minessota (Lista actualizada de Retiros de Mercado en EEUU, http://www.fda.gov/Safety/Recalls/default.htm). Los retiros de mercado se incrementaron de 135%, de 240 a 565 entre 2006 y 2008, según el 2009 Food Industry Report.

Los casos confirmados de laboratorio de enfermedades transmitidas por alimentos reportados por el CDC (Centro de Control de Enfermedades, por sus siglas en inglés) estadounidense se incrementó 46% entre el 2000 y el 2008, mientras que el número de casos para cada 100,000 habitantes creció también un 21%, pasando de 33 a 40, de acuerdo a información citada del CDC por la University of Minnesota.

“Una falta o la disminución de la confianza en la inocuidad de los alimentos puede llevar a acciones irracionales que van desde los boicots de los consumidores de las categorías de productos hasta el pánico gestionado por los medios clamando que son documentales” declara el Food Industry Center de la University of Minessota como parte de su proyecto “Continuous Food Safety Tracker Project” (http://bit.ly/12nGOJU). “Puede conducir a causas sociales alrededor de los alimentos, presión política para una mayor inspección en los alimentos, monitoreo gubernamental, restricciones de negocio, o a una demanda por alimentos locales”.

Aunque el aumento de las regulaciones e inspecciones gubernamentales pueden ayudar a mejorar la inocuidad alimentaria, el mejor curso de acción para la industria es el auto-monitoreo y vigilancia.

Las empresas procesadoras de alimentos deben considerar todas las opciones de certificación, para asegurarse de que están eligiendo la adecuada para sus organizaciones. Aunque la certificación por parte de entidades de tercera parte no es una garantía para la eliminación de las desviaciones de inocuidad, los esquemas reconocidos por la GFSI proporcionan una base sólida para la prevención y la mejora continua. Los estudios de la University of Rostock, si bien, solo se enfocaron en IFS, nos permiten extrapolar esa información a los demás estándares y confirmar que se puede tener una importante reducción de costos a través de la aplicación de estos esquemas, relacionados con la inocuidad, y algunos, también en la calidad de los alimentos.

Referencias

Consumer Responses to Food Recalls: 2008 National Survey Report
Food Policy Institute

Community Engagement for Food Protection: Building a Balanced, Sustainable Model to Protect the Health of the Public
University of Minessota

Capturing Recall Costs
GMA

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